Fue una joven estudiosa, que logró culminar sus estudios secundarios a sus dieciocho años, en el colegio Leopoldo Pizarro del municipio de Miranda Cauca. Dos años después, contrajo matrimonio con Mario Suarez y de esa unión nacieron tres hijos; la primera en llegar fue María Eugenia, la siguiente María Isabel y el tercero Harley, quien desde su infancia manifestó que quería ser militar. En su bachillerato fue un estudiante ejemplar y a los diecinueve se vinculó al servicio militar en su pueblo; cuenta su madre que estaba muy animado pero a los dos de meses empezaron las preocupaciones, ya que Susana veía a su hijo triste y muy delgado. Cuando le pregunto qué le estaba pasando, con una mirada desoladora, Harley le confesó a su madre que sus compañeros de entrenamiento lo rechazaban por ser el consentido de sus superiores y que debido a esta situación se quería retirar del ejército. Susana lo abrazó y le dijo que era la mejor decisión y que ella podría trabajar para hacer sus sueños realidad. Al escuchar a su madre, Harley besó sus manos diciéndole:
-Seré yo el que trabaje por los dos.
-“Mami, siento un alivio al saber que no volveré a ver a Pérez, me mira como si me quisiera desaparecer, yo ignoro su mirada pero por dentro siento ganas de tirar mis botas y el camuflado”
-Tranquilo, que todos tus deseos Dios te los va a conceder pero despidámonos que usted, amor, ya se tiene que ir”.
Su hijo la cargó y la besó, sin imaginar que sería la última vez que vería a su madre.
Al paso de tres días, Susana sentía escalofríos y miedos que no la dejaban dormir. No aguantó más y llamó a su hijo, pero su celular timbraba y se iba a buzón. Una hora después recibió una llamada del ejército, donde le decían que su hijo había muerto por un accidente.
Después de colgar el teléfono, decidió ir al colegio donde se estaban quedando Harley y sus compañeros. Al llegar, el capitán le contó que Pérez, jugando, le había disparado a su hijo pensando que su arma tenía seguro. Ella, en medio de su dolor, pidió hablar con Pérez. El capitán lo llamó y al tenerlo frente a ella, lo miró a los ojos y le dijo “si fue un accidente que Dios lo perdone, pero si usted lo hizo a propósito, no sé dónde va a parar usted con su conciencia”.
Todo el tiempo, Pérez evitó mirarla. Meses después, la investigación arrojó como resultado que lo que Pérez había relatado no coincidía con las pruebas allegadas. El ejército le ofreció una indemnización, pero ella la rechazó y le pide a Dios que la lleve pronto al lado de su hijo.
Porque a pesar de que han pasado nueve años, el dolor sigue siendo el mismo y no quisiera recordar fechas como sus cumpleaños ni su aniversario de muerte. Hay noches que quisiera gritar por ese dolor que vive con ella desde la partida de Harley.
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posted by Super User Friday, 03 May 2013 08:56 Comment Link